Abrí la puerta, alguien prendió la luz y mis amigos gritaron.
- ¡Sorpresaaaaa!
No pude organizar la fiesta de regreso que quería organizar porque mis amigos y amigas lo hicieron por mí.
Estoy feliz de haber vuelto a Chile. De ir por la universidad y saludar a medio mundo. De poder ir la próxima semana a ver a los Fother Muckers y a Teleradio Donoso. De manejar un auto y cantar con la música a todo chancho.
Me hizo sentir muy orgulloso también darme cuenta lo enamorado que estuve para haber decidido un día dejar todo eso e irme a Barcelona por amor.
Con Mahmoud se acabó este blog en el que sin muchas pretensiones y harta honestidad quise contar lo que olí, vi, viví siete días en Egipto.
viernes, 27 de julio de 2007
Mahmoud
Valeria Riedemann fue mi polola. Myriam Kaeser es una chica suiza que estuvo de intercambio en su casa en Puerto Montt hace años. Mahmoud Hamdy es un chico egipcio amigo de Myriam, cuando ella vivió seis meses en Egipto.
Se me ocurre escribir nombres y apellidos por si un día alguno se busca en google.
Yo tenía ganas de conocer a alguien de Egipto que no fuera el típico vendedor que te responderá lo que tú quieras que te responda, ni tampoco ninguna persona relacionada al turismo. Un poco quería hablar con alguien que pudiera mostrarme El Cairo desde dentro. Desde donde no suele revelarse al turista. Por eso el pasado 8 de Julio, aprovechamos de quedar con Mahmoud a las siete en Midan Talaat Harb.
Pablo y yo llegamos a la hora. El lugar quedaba a cinco minutos caminando desde el hotel y yo cachaba bien cómo llegar. Nos sentamos a esperar. En eso un tipo de 28 años se sienta al lado con la misma cara de perdido que nosotros.
- Are you Mahmoud?
- Yes -nos dice un poco sorprendido.
No nos conocíamos ni por foto. I'm tall and thin le había dicho por teléfono y por mail.
- Hi Mahmoud, I'm Pedro, Myriam's friend and this is Pablo.
- Hello. Hello Bablo.
Prueba superada.
Puta que me gustaba el juego de la oca cuando pendejo. Y lo que sufría con los cortes a medio programa, iban por la casilla 34 y reaparecían en la 58 tras comerciales.
Nos fuimos a comer como habíamos quedado. Y en el camino Mahmoud nos iba respondiendo que cuántos habitantes, que el sueldo mínimo, que si era verdad que a tomate le gustaban los hombres.
Por cierto y aprovechando la talla interna (porque en realidad tomate es un arrasaminas) quiero contar que en Egipto los hombres caminan de la mano. Sí. Uno de los dos pone el brazo como novio y el otro como novia camino al altar. Y así por la calle vas viendo cómo la escena se repite.
Pablo lo odiaba. Yo en cambio, me entretenía viéndolos y hasta lo encontraba cool. Onda de verdad estábamos en otro lugar con otras costumbres.
Después de comer e invitar a Mahmoud, porque El Cairo es barato y con Pablo acordamos pagarle todo, nos fuimos a fumar sheesha.
- Hue'ón, tenís-que-sacarme-una-foto. Es la primera vez que fumo algo en mi vida -le dije a Pablo tras decidir fumar de estas pipas de agua típicas en Medio Oriente.
Nunca he fumado un cigarro.
Nunca he fumado marihuana.
Cuando pendejo el que fumaba era bacán. Y yo que quería ser bacán también, como veía que cualquier saco 'e hueá podía serlo con sólo prender un cigarro, caché que iba a intentar serlo de otra forma. Y no fumando.
El aura delictivo e ilegal en torno a la marihuana que le ponen los adolescentes, me pareció siempre patético. Fumaría marihuana cuando realmente me diera ganas. Y una vez estuve a punto. Cuando pensé "si Anne-Sophie me da un beso en la boca antes de botar el humo entonces sí que fumaré". Pero no nos besamos... vous les chiliens, vous êtes de la tarte. Básicamente me trató de pastel. Y claro que lo fui. Era linda Anne Sophie. Y yo un pastel hasta el día de hoy.
Pero ahora estaba en un café de El Cairo. Con una pipa de agua sabor manzana, creyendo que una foto debía inmortalizar el beso aspirado que ahora le daría a la manguerita.
Y pensé.
- Ahora si me preguntan si alguna vez he fumado, tendré que decir que sí. Que fue en un café en El Cairo. Y sonará bacán.
Pasaron tres segundos y pensé.
- Puta que soy ahueona'o por pensar cosas así. Ya, fumo mejor no más.
Me mareé y me reía. Mahmoud, que resultó ser un tipo muy simpático, nos contó que había sabor manzana, plátano y hasta de pollo. Entonces moví los brazos como gallina, cacareé y aspiré. El egipcio culia'o se cagó de la risa.
- Those women there, they are from Saudi Arabia.
- Really? how d'you know it?
- Because of their black veils and their so special make up. They come to Egypt, because in their country many of those things, like smoking sheesha, are forbidden.
Entonces me di cuenta que Egipto resultaba ser uno de los países árabes más relajados. Al que se venía a hacer lo que hacían los gringos en la Cuba prerrevolucionaria de tiempos de Batista.
Pablo quería una polera que dijera Coca Cola pero en árabe, así que Mahmoud se prestó para llevarnos a un mercado cerca. Una suerte de Persa Bío Bío (supongo, porque nunca he atinado a ir) en la que cuando Pablo quiso sacar una foto, la gente se puso nerviosa y comenzó a reclamar.
Jaaa lalala. Jaramen balabá.
Nos urgimos un poco pero Mahmoud nos tranquilizó.
De la polera ni rastro.
Tomamos un taxi y el tipo que lo manejaba, no recuerdo su nombre, era un pendejo de nuestra edad muy simpático. Y es que había tomado vodka y estaba medio copeteado. Eso nos contó Mahmoud que hablaba en árabe con él.
Así que se imaginarán. En el caótico El Cairo de veinte millones de habitantes, donde no existen semáforos ni pasos de cebra y la gente cruza tirándose no más, con un taxista sonriente pasado a vodka.
Llegamos a un lugar. A una especie de restaurant con discoteca. Mahmoud se bajó y al cabo de cinco minutos volvió diciendo que por diez lucas cada uno teníamos cena, carrete y tres copetes. Que sí, que había minas.
Tuve que convencer a Pablo. Ya habíamos perdido dos noches de carrete porque no nos dejaban entrar por culpa de sus shorts, así que lo anduve medio extorsionando con eso.
Aceptó y le pagamos a Mahmoud.
- No. It's not necessary. Really -nos dijo.
- We insist.
- Thank you. Thank you.
Nos sentamos. Pedimos unos tés.
Mahmoud se paró a cachar.
Diez minutos. Quince, veinte y a los treinta le digo a Pablo.
- ¿Y este hueón que no vuelve?
- No cacho.
- No creo que nos haya cagado con las treinta lucas.
Pablo se quedó callado.
Cuarenta minutos.
- Hueón. Voy a escribirle a Myriam diciéndole que su amigo es una mierda ¿tan urgido de plata estaba como para cagarnos?
Pablo seguía callado.
Cincuenta.
- Oye Pablo.
- ¿Mmm?
- ¿Y si no era Mahmoud?
- ¿Qué?
- Que si hemos estado todo el rato con un hue'ón que no es Mahmoud, que se hizo pasar por él cuando le preguntamos en Midan Talaat Harb.
- ¡Hueón! El medio rollo que te estai pasando.
- Pero Pablo, míralo así...
Cuando cachamos que eso era realmente lo que había pasado Pablo estaba más enojado que la chucha y yo a punto de llorar. Pensaba que quince lucas daban lo mismo. Que lo peludo era que nos pudo haber pasado cualquier hue'á, pero es que cualquiera hue'á. Habernos secuestrado, acuchillado, dejado en pelotas, yo que sé.
- En el mercado hueón ¡Si nos hubiera dejado botados en el mercado!
Cuando llegamos al hotel llamé a Mahmoud. The real one.
Y claro, había llegado media hora tarde y nos había estado esperando una hora en Midan Talaat Harb.
Al día siguiente, tirados en una playa privada del Mediterráneo en Alejandría viendo el atardecer, Pablo me dijo.
- Jajaja, puta el hueón seco. Nos cagó pero es que bien cagados.
- Jajaja, la dura. Seco. Debimos haberle pasado más plata. Por esa actuación, mínimo cincuenta lucas.
- Mínimo.
Se me ocurre escribir nombres y apellidos por si un día alguno se busca en google.
Yo tenía ganas de conocer a alguien de Egipto que no fuera el típico vendedor que te responderá lo que tú quieras que te responda, ni tampoco ninguna persona relacionada al turismo. Un poco quería hablar con alguien que pudiera mostrarme El Cairo desde dentro. Desde donde no suele revelarse al turista. Por eso el pasado 8 de Julio, aprovechamos de quedar con Mahmoud a las siete en Midan Talaat Harb.
Pablo y yo llegamos a la hora. El lugar quedaba a cinco minutos caminando desde el hotel y yo cachaba bien cómo llegar. Nos sentamos a esperar. En eso un tipo de 28 años se sienta al lado con la misma cara de perdido que nosotros.
- Are you Mahmoud?
- Yes -nos dice un poco sorprendido.
No nos conocíamos ni por foto. I'm tall and thin le había dicho por teléfono y por mail.
- Hi Mahmoud, I'm Pedro, Myriam's friend and this is Pablo.
- Hello. Hello Bablo.
Prueba superada.
Puta que me gustaba el juego de la oca cuando pendejo. Y lo que sufría con los cortes a medio programa, iban por la casilla 34 y reaparecían en la 58 tras comerciales.
Nos fuimos a comer como habíamos quedado. Y en el camino Mahmoud nos iba respondiendo que cuántos habitantes, que el sueldo mínimo, que si era verdad que a tomate le gustaban los hombres.
Por cierto y aprovechando la talla interna (porque en realidad tomate es un arrasaminas) quiero contar que en Egipto los hombres caminan de la mano. Sí. Uno de los dos pone el brazo como novio y el otro como novia camino al altar. Y así por la calle vas viendo cómo la escena se repite.
Pablo lo odiaba. Yo en cambio, me entretenía viéndolos y hasta lo encontraba cool. Onda de verdad estábamos en otro lugar con otras costumbres.
Después de comer e invitar a Mahmoud, porque El Cairo es barato y con Pablo acordamos pagarle todo, nos fuimos a fumar sheesha.
- Hue'ón, tenís-que-sacarme-una-foto. Es la primera vez que fumo algo en mi vida -le dije a Pablo tras decidir fumar de estas pipas de agua típicas en Medio Oriente.
Nunca he fumado un cigarro.
Nunca he fumado marihuana.
Cuando pendejo el que fumaba era bacán. Y yo que quería ser bacán también, como veía que cualquier saco 'e hueá podía serlo con sólo prender un cigarro, caché que iba a intentar serlo de otra forma. Y no fumando.
El aura delictivo e ilegal en torno a la marihuana que le ponen los adolescentes, me pareció siempre patético. Fumaría marihuana cuando realmente me diera ganas. Y una vez estuve a punto. Cuando pensé "si Anne-Sophie me da un beso en la boca antes de botar el humo entonces sí que fumaré". Pero no nos besamos... vous les chiliens, vous êtes de la tarte. Básicamente me trató de pastel. Y claro que lo fui. Era linda Anne Sophie. Y yo un pastel hasta el día de hoy.
Pero ahora estaba en un café de El Cairo. Con una pipa de agua sabor manzana, creyendo que una foto debía inmortalizar el beso aspirado que ahora le daría a la manguerita.
Y pensé.
- Ahora si me preguntan si alguna vez he fumado, tendré que decir que sí. Que fue en un café en El Cairo. Y sonará bacán.
Pasaron tres segundos y pensé.
- Puta que soy ahueona'o por pensar cosas así. Ya, fumo mejor no más.
Me mareé y me reía. Mahmoud, que resultó ser un tipo muy simpático, nos contó que había sabor manzana, plátano y hasta de pollo. Entonces moví los brazos como gallina, cacareé y aspiré. El egipcio culia'o se cagó de la risa.
- Those women there, they are from Saudi Arabia.
- Really? how d'you know it?
- Because of their black veils and their so special make up. They come to Egypt, because in their country many of those things, like smoking sheesha, are forbidden.
Entonces me di cuenta que Egipto resultaba ser uno de los países árabes más relajados. Al que se venía a hacer lo que hacían los gringos en la Cuba prerrevolucionaria de tiempos de Batista.
Pablo quería una polera que dijera Coca Cola pero en árabe, así que Mahmoud se prestó para llevarnos a un mercado cerca. Una suerte de Persa Bío Bío (supongo, porque nunca he atinado a ir) en la que cuando Pablo quiso sacar una foto, la gente se puso nerviosa y comenzó a reclamar.
Jaaa lalala. Jaramen balabá.
Nos urgimos un poco pero Mahmoud nos tranquilizó.
De la polera ni rastro.
Tomamos un taxi y el tipo que lo manejaba, no recuerdo su nombre, era un pendejo de nuestra edad muy simpático. Y es que había tomado vodka y estaba medio copeteado. Eso nos contó Mahmoud que hablaba en árabe con él.
Así que se imaginarán. En el caótico El Cairo de veinte millones de habitantes, donde no existen semáforos ni pasos de cebra y la gente cruza tirándose no más, con un taxista sonriente pasado a vodka.
Llegamos a un lugar. A una especie de restaurant con discoteca. Mahmoud se bajó y al cabo de cinco minutos volvió diciendo que por diez lucas cada uno teníamos cena, carrete y tres copetes. Que sí, que había minas.
Tuve que convencer a Pablo. Ya habíamos perdido dos noches de carrete porque no nos dejaban entrar por culpa de sus shorts, así que lo anduve medio extorsionando con eso.
Aceptó y le pagamos a Mahmoud.
- No. It's not necessary. Really -nos dijo.
- We insist.
- Thank you. Thank you.
Nos sentamos. Pedimos unos tés.
Mahmoud se paró a cachar.
Diez minutos. Quince, veinte y a los treinta le digo a Pablo.
- ¿Y este hueón que no vuelve?
- No cacho.
- No creo que nos haya cagado con las treinta lucas.
Pablo se quedó callado.
Cuarenta minutos.
- Hueón. Voy a escribirle a Myriam diciéndole que su amigo es una mierda ¿tan urgido de plata estaba como para cagarnos?
Pablo seguía callado.
Cincuenta.
- Oye Pablo.
- ¿Mmm?
- ¿Y si no era Mahmoud?
- ¿Qué?
- Que si hemos estado todo el rato con un hue'ón que no es Mahmoud, que se hizo pasar por él cuando le preguntamos en Midan Talaat Harb.
- ¡Hueón! El medio rollo que te estai pasando.
- Pero Pablo, míralo así...
Cuando cachamos que eso era realmente lo que había pasado Pablo estaba más enojado que la chucha y yo a punto de llorar. Pensaba que quince lucas daban lo mismo. Que lo peludo era que nos pudo haber pasado cualquier hue'á, pero es que cualquiera hue'á. Habernos secuestrado, acuchillado, dejado en pelotas, yo que sé.
- En el mercado hueón ¡Si nos hubiera dejado botados en el mercado!
Cuando llegamos al hotel llamé a Mahmoud. The real one.
Y claro, había llegado media hora tarde y nos había estado esperando una hora en Midan Talaat Harb.
Al día siguiente, tirados en una playa privada del Mediterráneo en Alejandría viendo el atardecer, Pablo me dijo.
- Jajaja, puta el hueón seco. Nos cagó pero es que bien cagados.
- Jajaja, la dura. Seco. Debimos haberle pasado más plata. Por esa actuación, mínimo cincuenta lucas.
- Mínimo.
lunes, 23 de julio de 2007
ya po hueón
Casi no tengo tiempo para vivir todas las emociones que he sentido.
Menos tengo para sentarme a escribirlas.
En Barcelona cuando iba al cine solo pensaba "chuta tengo que apagar el celu, bah! pa qué! verdad que nunca nadie me llama".
Y ahora no paro.
Estoy lo que se dice feliz.
Feliz pero mezclado con.
Ya.
A este blog le quedan dos post. La historia de Mahmoud y otro sobre cómo me he sentido estos días de vuelta supongo. Y de ahí se muere y nace otro. Supongo también.
Ya tengo el concepto. Es de Bertold Brecht,
"No conectar con el buen tiempo pasado, sino con el mal tiempo presente".
Porque puta que hace frío acá en Chile.
Menos tengo para sentarme a escribirlas.
En Barcelona cuando iba al cine solo pensaba "chuta tengo que apagar el celu, bah! pa qué! verdad que nunca nadie me llama".
Y ahora no paro.
Estoy lo que se dice feliz.
Feliz pero mezclado con.
Ya.
A este blog le quedan dos post. La historia de Mahmoud y otro sobre cómo me he sentido estos días de vuelta supongo. Y de ahí se muere y nace otro. Supongo también.
Ya tengo el concepto. Es de Bertold Brecht,
"No conectar con el buen tiempo pasado, sino con el mal tiempo presente".
Porque puta que hace frío acá en Chile.
martes, 17 de julio de 2007
llegaré a Chile
Entraré a mi pieza, veré los libros que me mirarán recelosos y heridos por mi abandono. Abriré el closet, veré que está con cosas que no son mías. Miraré las maletas a la entrada, mi mamá me dirá si quiero comer algo, tomar una ducha o dormir.
Entonces me tiraré en la cama, miraré el techo y pensaré.
- Ya pasó todo Pedro.
Entonces me tiraré en la cama, miraré el techo y pensaré.
- Ya pasó todo Pedro.
sábado, 14 de julio de 2007
dos musulmanas escuchando Gepe (bus a Alejandría)
Cuando llegamos a Alejandría esperé a que se bajara del bus para despedirme. Y después de cerciorarse del tamaño de los peldaños levantó la cabeza y me vió viéndola.
Sonrió.
Dair sonrió como sólo puede sonreir una musulmana desde su velo.
Tocó suelo mientras yo en cambio dejaba de sentirlo.
Y le di la mano.
Había visto días antes un encuentro entre amigos en un café de El Cairo. Mujeres con mujeres, beso. Hombres con hombres, beso. Si no, la mano.
Y ella me la dio muy alto, como si se tratara de una francesa del siglo XVII que aceptaba bailar esa pieza conmigo.
Pieza en que la música eran los gritos de "taxi taxi míster" y motores encendidos de buses calientes que llegan y se van.
Y aún así, fue todo muy fino.
- Fursa saida -le dije.
- Good bye.
Pablo ya se había adelantado. Así que con mi mochila al hombro la miré por penúltima vez y emprendí camino.
- ¡Qué simpáticas las minas Pedro!, ¡la cagó!
- Mmmm.
Unos veinte pasos y me di la vuelta.
Dair me estaba mirando, buscando perderme entre la gente supongo.
Y la forma en que lo hacía y esa sonrisa, fueron como si me hubiese dado un beso. Nada más bajo el islam sería posible. Y es que en el islam las miradas son besos, caricias, teextraños y megustas.
Sonreí.
Levanté la mano y le hice chao desde esa distancia.
Media vuelta.
Y nunca más volvimos a vernos.
- Éste es el bus a Alejandría- le dije a Pablo.
Nos subimos al que se suponía era el bus más caro de Egipto. Y por mucho que lo fuera Buses Fierro o Ramos Cholele sí que son de lujo.
No cabía en el asiento.
- ¡Hue'ón! es que simplemente no quepo. No quepo -le digo a Pablo con una pierna en el pasillo y otra flectada chocando la rodilla con el asiento de delante.
- Puta hue'ón, jaja.
Debo de haberme visto muy chistoso.
En eso escuchamos risas de mujer que más parecían risas de niña.
Miro al lado y seis chicas con velo se reían. Una viene desde atrás y levanta el respaldo del asiento de adelante, a esas alturas amigo íntimo de mi rodilla.
- Oh, shukran -le digo.
No me responde.
Sólo siguen todas sonriendo.
Ayer viendo Arcade Fire me alegraba de medir 1,91 pero en ese bus no precisamente.
- Ya hue'ón, aprovechemos de hablarles -me dice Pablo.
- Mmm, es que soy muy tímido.
En realidad soy básicamente un saco 'e hue'a para este tipo de cosas.
El bus paró a las afueras de El Cairo.
Una mujer mayor, de lindo velo celeste aprovechó para bajarse y volver con bolsas de papas fritas para todas sus niñas (que luego supimos eran todas amigas de su hija con las que iba a la playa) tras lo cual empezó el crap crap a nuestro alrededor.
En eso, un paquete árabe de papas fritas adobadas se interpone entre mis ojos y el libro que iba leyendo.
Lo miro.
La miro.
Dair.
Le digo gracias en árabe y cojo una.
Y antes de meterme la papa en la boca, aparece otro paquete.
Y otro.
Y otro.
Rodeado de paquetes de papas fritas señalo con el dedo a Pablo para que también le den a él.
Estaba sorprendido y muy contento.
Es que es del tipo de cosas pequeñas y sencillas que me hacen feliz.
Levanté la cabeza un poco asustado (comprenderán lo cohibido que estaba, además yo que prefería no mirar a los ojos a las mujeres en Egipto) y volví a agradecer.
Pero era imposible que iniciara una conversación.
Y Pablo insistiendo.
- Ya po hue'ón atina.
Pero nada. Sencillamente no sabía qué decir.
En eso un niñito, el que se sentaba en el asiento de adelante se da vuelta y por encima del respaldo empieza a reirse de mí. Y a mover el asiento molestándome. Dice cosas en árabe y parece como si se estuviese burlando de mí. Estaba feliz hueveando.
- Iz ma key? -le suelto.
Y el niño se queda helado.
Deja de mover el asiento y su cara se congela, como si estuviese viendo un extraterrestre que le habla.
- Iz ma key? -insisto.
No responde.
- Karim -dice una de las chicas sentada al lado.
- Karim -repite él despacito.
- Ah! Iz mee Pedro.
Isrm (algo así entendí que se llamaba) tiene 22 años y acaba de estudiar artes e inglés. Fue quien nos tradujo mucho de lo que el resto empezó a preguntarnos.
- Tiene buenas tetas.
- Sí -respondo pensando una vez más en lo contradictorio que me resultó siempre mujeres con el pelo tapado pero con ropa a veces ajustadísima.
Entonces Taaba, una niña de once años, se transformó en el centro de mesa. No llevaba velo así que supuse que aún no tenía su primera menstruación, hito tras el cual se supone te conviertes en mujer y empiezas a llevarlo. Lo cual me resulta un método de "señalización" bastante peculiar, para el colegio por ejemplo. Ah tú sí, ah a ti todavía no te llega. Cosas de las que hablan las niñas en todo el mundo supongo.
Y me hablaba todo el rato en árabe por mucho que Isrm le dijera que yo no entendía. Entonces entendí que debía hablar con Taaba en español. Y así fue.
Conversamos sin entendernos y sin dejar de sonreir. Ella me imitaba el español pero yo no me atrevía a imitar su árabe.
De pronto, risas cómplices.
- What did she say? -le pregunté a la "traductora".
- She says you are handsome.
- Oh shukran Taaba, you are beautiful too -digo volviéndome hacia la niña.
- And that your eyes are big and beautiful -agrega Dair.
Dair apenas había hablado.
Y como yo quería saber la edad de la chica más linda, ella, comencé preguntando la edad a cada una hasta llegar a ella.
- Sixteen -me dijo como sintiéndose culpable de ser tan menor.
Y quizá por eso no volvió a participar mucho de la conversación, siendo que yo con quien quería hablar era con ella. Me había dado cuenta de que me gustaba.
Me preguntaron si estaba casado (la preguntita). Les dije que no y entonces aproveché para preguntar por ellas y sus matrimonios.
Alaa se cambió de asiento para poder conversar más cómoda con Pablo.
Yo mismo me senté detrás de Isrm y Dair. Y Ahmed, el hermano de Isrm (disculpen el enredo de tanto nombre árabe, el único que importa es Dair) se sentó conmigo.
Total que me preguntaron que qué pensaba la gente en Chile sobre Egipto mientras Pablo se mandaba su speach sobre las torres gemelas, Estados Unidos y el mundo árabe con la chica Alaa.
Taaba me tocó el pelo, me dijo que le gustaba y que si usaría algo para agarrármelo. Le pedí el tiburón (o como se llame) que llevaba puesto y me lo puse. Todas riendo. Esto parecía una conversación entre civilizaciones distintas. Entre dos mundos diferentes.
Chucha, pero si precisamente eso era.
Me enteré de las costumbres y tradiciones en Egipto.
- And will you never kiss another man apart of your husband???!!!
- Ajá.
- And what if you... I mean... How do you choose your husband? can you?
- Of course I can.
- But, how... if you can't have a boyfriend to prove before.
Yo, apenas me atrevía a mirar a Dair a los ojos.
Un poco agotados por el calor llegó un momento en el que nos quedamos todos callados.
Ahmed (quien fue el que guardó la dirección de email de Pablo cuando éste se la pasó a su hermana) pidió autoritariamente el emepetres que Isrm y Dair escuchaban, sólo para que él y yo escucháramos.
Sorprendido atiné a sacar mi ipod y pasárselo a ellas.
- What it means habibi? -le pregunté sospechando la respuesta.
- My love. All the egipcians songs say habibi. All.
Un tipo sentado más atrás sonrió ante mi pregunta.
Fue así como mientras yo escuchaba habibi habibi en todas las canciones egipcias mix techno y Dair con Isrm escuchaban Gepe, que Pablo nos sacó una foto.
Nos dijeron que el viaje duraba dos horas y media pero fueron cuatro.
Cuando llegamos a Alejandría esperé a que se bajara del bus para despedirme. Y después de cerciorarse del tamaño de los peldaños levantó la cabeza y me vió viéndola.
Sonrió.
Dair sonrió como sólo puede sonreir una musulmana desde su velo.
Sonrió.
Dair sonrió como sólo puede sonreir una musulmana desde su velo.
Tocó suelo mientras yo en cambio dejaba de sentirlo.
Y le di la mano.
Había visto días antes un encuentro entre amigos en un café de El Cairo. Mujeres con mujeres, beso. Hombres con hombres, beso. Si no, la mano.
Y ella me la dio muy alto, como si se tratara de una francesa del siglo XVII que aceptaba bailar esa pieza conmigo.
Pieza en que la música eran los gritos de "taxi taxi míster" y motores encendidos de buses calientes que llegan y se van.
Y aún así, fue todo muy fino.
- Fursa saida -le dije.
- Good bye.
Pablo ya se había adelantado. Así que con mi mochila al hombro la miré por penúltima vez y emprendí camino.
- ¡Qué simpáticas las minas Pedro!, ¡la cagó!
- Mmmm.
Unos veinte pasos y me di la vuelta.
Dair me estaba mirando, buscando perderme entre la gente supongo.
Y la forma en que lo hacía y esa sonrisa, fueron como si me hubiese dado un beso. Nada más bajo el islam sería posible. Y es que en el islam las miradas son besos, caricias, teextraños y megustas.
Sonreí.
Levanté la mano y le hice chao desde esa distancia.
Media vuelta.
Y nunca más volvimos a vernos.
- Éste es el bus a Alejandría- le dije a Pablo.
Nos subimos al que se suponía era el bus más caro de Egipto. Y por mucho que lo fuera Buses Fierro o Ramos Cholele sí que son de lujo.
No cabía en el asiento.
- ¡Hue'ón! es que simplemente no quepo. No quepo -le digo a Pablo con una pierna en el pasillo y otra flectada chocando la rodilla con el asiento de delante.
- Puta hue'ón, jaja.
Debo de haberme visto muy chistoso.
En eso escuchamos risas de mujer que más parecían risas de niña.
Miro al lado y seis chicas con velo se reían. Una viene desde atrás y levanta el respaldo del asiento de adelante, a esas alturas amigo íntimo de mi rodilla.
- Oh, shukran -le digo.
No me responde.
Sólo siguen todas sonriendo.
Ayer viendo Arcade Fire me alegraba de medir 1,91 pero en ese bus no precisamente.
- Ya hue'ón, aprovechemos de hablarles -me dice Pablo.
- Mmm, es que soy muy tímido.
En realidad soy básicamente un saco 'e hue'a para este tipo de cosas.
El bus paró a las afueras de El Cairo.
Una mujer mayor, de lindo velo celeste aprovechó para bajarse y volver con bolsas de papas fritas para todas sus niñas (que luego supimos eran todas amigas de su hija con las que iba a la playa) tras lo cual empezó el crap crap a nuestro alrededor.
En eso, un paquete árabe de papas fritas adobadas se interpone entre mis ojos y el libro que iba leyendo.
Lo miro.
La miro.
Dair.
Le digo gracias en árabe y cojo una.
Y antes de meterme la papa en la boca, aparece otro paquete.
Y otro.
Y otro.
Rodeado de paquetes de papas fritas señalo con el dedo a Pablo para que también le den a él.
Estaba sorprendido y muy contento.
Es que es del tipo de cosas pequeñas y sencillas que me hacen feliz.
Levanté la cabeza un poco asustado (comprenderán lo cohibido que estaba, además yo que prefería no mirar a los ojos a las mujeres en Egipto) y volví a agradecer.
Pero era imposible que iniciara una conversación.
Y Pablo insistiendo.
- Ya po hue'ón atina.
Pero nada. Sencillamente no sabía qué decir.
En eso un niñito, el que se sentaba en el asiento de adelante se da vuelta y por encima del respaldo empieza a reirse de mí. Y a mover el asiento molestándome. Dice cosas en árabe y parece como si se estuviese burlando de mí. Estaba feliz hueveando.
- Iz ma key? -le suelto.
Y el niño se queda helado.
Deja de mover el asiento y su cara se congela, como si estuviese viendo un extraterrestre que le habla.
- Iz ma key? -insisto.
No responde.
- Karim -dice una de las chicas sentada al lado.
- Karim -repite él despacito.
- Ah! Iz mee Pedro.
Isrm (algo así entendí que se llamaba) tiene 22 años y acaba de estudiar artes e inglés. Fue quien nos tradujo mucho de lo que el resto empezó a preguntarnos.
- Tiene buenas tetas.
- Sí -respondo pensando una vez más en lo contradictorio que me resultó siempre mujeres con el pelo tapado pero con ropa a veces ajustadísima.
Entonces Taaba, una niña de once años, se transformó en el centro de mesa. No llevaba velo así que supuse que aún no tenía su primera menstruación, hito tras el cual se supone te conviertes en mujer y empiezas a llevarlo. Lo cual me resulta un método de "señalización" bastante peculiar, para el colegio por ejemplo. Ah tú sí, ah a ti todavía no te llega. Cosas de las que hablan las niñas en todo el mundo supongo.
Y me hablaba todo el rato en árabe por mucho que Isrm le dijera que yo no entendía. Entonces entendí que debía hablar con Taaba en español. Y así fue.
Conversamos sin entendernos y sin dejar de sonreir. Ella me imitaba el español pero yo no me atrevía a imitar su árabe.
De pronto, risas cómplices.
- What did she say? -le pregunté a la "traductora".
- She says you are handsome.
- Oh shukran Taaba, you are beautiful too -digo volviéndome hacia la niña.
- And that your eyes are big and beautiful -agrega Dair.
Dair apenas había hablado.
Y como yo quería saber la edad de la chica más linda, ella, comencé preguntando la edad a cada una hasta llegar a ella.
- Sixteen -me dijo como sintiéndose culpable de ser tan menor.
Y quizá por eso no volvió a participar mucho de la conversación, siendo que yo con quien quería hablar era con ella. Me había dado cuenta de que me gustaba.
Me preguntaron si estaba casado (la preguntita). Les dije que no y entonces aproveché para preguntar por ellas y sus matrimonios.
Alaa se cambió de asiento para poder conversar más cómoda con Pablo.
Yo mismo me senté detrás de Isrm y Dair. Y Ahmed, el hermano de Isrm (disculpen el enredo de tanto nombre árabe, el único que importa es Dair) se sentó conmigo.
Total que me preguntaron que qué pensaba la gente en Chile sobre Egipto mientras Pablo se mandaba su speach sobre las torres gemelas, Estados Unidos y el mundo árabe con la chica Alaa.
Taaba me tocó el pelo, me dijo que le gustaba y que si usaría algo para agarrármelo. Le pedí el tiburón (o como se llame) que llevaba puesto y me lo puse. Todas riendo. Esto parecía una conversación entre civilizaciones distintas. Entre dos mundos diferentes.
Chucha, pero si precisamente eso era.
Me enteré de las costumbres y tradiciones en Egipto.
- And will you never kiss another man apart of your husband???!!!
- Ajá.
- And what if you... I mean... How do you choose your husband? can you?
- Of course I can.
- But, how... if you can't have a boyfriend to prove before.
Yo, apenas me atrevía a mirar a Dair a los ojos.
Un poco agotados por el calor llegó un momento en el que nos quedamos todos callados.
Ahmed (quien fue el que guardó la dirección de email de Pablo cuando éste se la pasó a su hermana) pidió autoritariamente el emepetres que Isrm y Dair escuchaban, sólo para que él y yo escucháramos.
Sorprendido atiné a sacar mi ipod y pasárselo a ellas.
- What it means habibi? -le pregunté sospechando la respuesta.
- My love. All the egipcians songs say habibi. All.
Un tipo sentado más atrás sonrió ante mi pregunta.
Fue así como mientras yo escuchaba habibi habibi en todas las canciones egipcias mix techno y Dair con Isrm escuchaban Gepe, que Pablo nos sacó una foto.
Nos dijeron que el viaje duraba dos horas y media pero fueron cuatro.
Cuando llegamos a Alejandría esperé a que se bajara del bus para despedirme. Y después de cerciorarse del tamaño de los peldaños levantó la cabeza y me vió viéndola.
Sonrió.
Dair sonrió como sólo puede sonreir una musulmana desde su velo.
viernes, 13 de julio de 2007
Gizeh (summercase)
Yeah!!!
Estoy viendo los horarios del Summercase, el festival en Barcelona que empieza hoy y por el que no quería volver a Chile antes del 15.
Ésta es una de las cosas que deseo desde que soy niño, cuando con Fredes empezábamos a escuchar música, vivíamos en Puerto Montt y soñábamos con venir a un festival en Europa y ver los grupos que nos gustaban.
Por MSN hace unas semanas.
Pedro : sabís QUÉ VOY A VER????!!!!
Crstbl: que
Pedro : Arcade Fire!!!!!!!!
Crstbl: queeeeeeee
Pedro : te cagai hueón!
Crstbl: -irreproducible- y la concha de tu hermana métete el mouse por la raja cuevuo culiado
Yo, que había llegado un día antes que Pablo a El Cairo, me había tenido que aguantar de ir a ver las pirámides. Por eso el primer día juntos, teníamos que ir al toque, para quitarnos el bichito.
Tomamos un taxi en medio del caos reinante en el centro de la ciudad y por veinte libras egipcias nos llevaron.
Yo tengo la nariz grande y junto a la barba que premeditadamente me había dejado, hasta me pasaba el rollo de que podía pasar piola como árabe y que así no me iban a cagar tanto con los precios especiales para turistas. Días después supe, cuando una niña me pidió tocarme el pelo, que era eso lo que me delataba.
El taxi nos llevó por unas callecitas bien cuáticas y laberínticas.
Pablo se empezó a urgir.
Yo, un cobarde por naturaleza, estaba extrañamente de lo más relajado. Había leído en la bendita guía lonely planet sobre las estafas típicas en Egipto y sabía más o menos qué esperar y cómo reaccionar.
A cuatrocientos metros de la entrada a las pirámides y haciendo señas con las manos, dos niños intentaron detener el taxi. Uno por la izquierda y el otro por la derecha, para que fuera imposible evadirlos. El chofer, al que terminamos dándole 5 libras egipcias de propina logró esquivarlos no sé cómo.
A trescientos metros de la entrada a las pirámides y haciendo señas con las manos, un tipo simplemente se plantó delante del taxi y tuvimos que frenar bruscamente. Nos habló por la ventana y cuando cachó que le decíamos "no, gracias" no halló nada mejor que subirse al asiento del copiloto.
Pablo estaba cagado de miedo.
Yo, que el día anterior había salido a la calle y había vivido ya lo que era el acoso de la gente estaba bastante tranquilo pero atento.
Nos ofreció camellos, caballos y un tour por las pirámides.
Le dijimos que no por lo menos seis veces.
El taxista le pidió que se bajara y en árabe se empezaron a tirar chuchadas. El tipo, barsamente agarró un pañuelo de la guantera y se limpió la frente mirándolo desafiante, tras lo cual se bajó del auto y pegó un portazo.
Quizá debimos darle diez libras de propina y no cinco.
Pagamos las entradas, cinco lucas por persona y entramos.
Estaba lleno de vendedores pillos y turistas pavos como nosotros, al punto en que creí posible una transacción de arena por veinte lucas.
Con Pablo estábamos en realidad medio chatos de los tipos acercándose con el where are you from? típico que usaban para entrar y comenzar una conversación.
Era muy difícil esquivarlos y dedicarte sólo a sentir lo que estabas viviendo.
Por eso es que terminamos pagando por unos camellos y nos viramos desierto adentro, donde para risa y sorpresa nuestra, igual había un par de vendedores de agua y bebidas estratégicamente posicionados.
Desde ahí sacamos las mejores fotos.
Y en realidad fue increíble estar arriba de un camello, gritarle Yaaaala (que en árabe significa "avanza conchatumadre, erís más lento que Tadashi Takaoka" o algo así), oírle gruñir y al ruido profundo de sus rodillas chocando con el arena al echarse.
Después de una hora en el mismísimo desierto y bajo el sol caliente, mirando hacia el horizonte vacío y queriéndote pasar el rollo de que estás perdido, bajamos hacia donde estaba la esfinge.
- Dicen que la nariz se la echaron las tropas de Napoleón jugando a la puntería -le dije a Pablo.
Nos sentimos agotados.
Entonces nos sentamos agotados.
Y por una media hora en que vimos el flujo rotativo de turistas nos pusimos a hablar del amor.
Viendo la cartelera me escribo en un papelito los grupos que me interesan.
19:25 The Hidden Cameras 20:10 Editors 20:55 Lilly Allen 22:05 Phoenix 23:15 The Flaming Lips 00:45 Arcade Fire 01:30 The Pigeon Detectives 02:05 Bloc Party 02:30 Belle and Sebastian DJ's 02:45 LCD Soundsystem 03:30 Scissor Sisters.
Me tomo una ducha y como algo, o al revés, una ducha me tomo y algo como, pero en tres horas salgo para allá.
Estoy viendo los horarios del Summercase, el festival en Barcelona que empieza hoy y por el que no quería volver a Chile antes del 15.
Ésta es una de las cosas que deseo desde que soy niño, cuando con Fredes empezábamos a escuchar música, vivíamos en Puerto Montt y soñábamos con venir a un festival en Europa y ver los grupos que nos gustaban.
Por MSN hace unas semanas.
Pedro : sabís QUÉ VOY A VER????!!!!
Crstbl: que
Pedro : Arcade Fire!!!!!!!!
Crstbl: queeeeeeee
Pedro : te cagai hueón!
Crstbl: -irreproducible- y la concha de tu hermana métete el mouse por la raja cuevuo culiado
Yo, que había llegado un día antes que Pablo a El Cairo, me había tenido que aguantar de ir a ver las pirámides. Por eso el primer día juntos, teníamos que ir al toque, para quitarnos el bichito.
Tomamos un taxi en medio del caos reinante en el centro de la ciudad y por veinte libras egipcias nos llevaron.
Yo tengo la nariz grande y junto a la barba que premeditadamente me había dejado, hasta me pasaba el rollo de que podía pasar piola como árabe y que así no me iban a cagar tanto con los precios especiales para turistas. Días después supe, cuando una niña me pidió tocarme el pelo, que era eso lo que me delataba.
El taxi nos llevó por unas callecitas bien cuáticas y laberínticas.
Pablo se empezó a urgir.
Yo, un cobarde por naturaleza, estaba extrañamente de lo más relajado. Había leído en la bendita guía lonely planet sobre las estafas típicas en Egipto y sabía más o menos qué esperar y cómo reaccionar.
A cuatrocientos metros de la entrada a las pirámides y haciendo señas con las manos, dos niños intentaron detener el taxi. Uno por la izquierda y el otro por la derecha, para que fuera imposible evadirlos. El chofer, al que terminamos dándole 5 libras egipcias de propina logró esquivarlos no sé cómo.
A trescientos metros de la entrada a las pirámides y haciendo señas con las manos, un tipo simplemente se plantó delante del taxi y tuvimos que frenar bruscamente. Nos habló por la ventana y cuando cachó que le decíamos "no, gracias" no halló nada mejor que subirse al asiento del copiloto.
Pablo estaba cagado de miedo.
Yo, que el día anterior había salido a la calle y había vivido ya lo que era el acoso de la gente estaba bastante tranquilo pero atento.
Nos ofreció camellos, caballos y un tour por las pirámides.
Le dijimos que no por lo menos seis veces.
El taxista le pidió que se bajara y en árabe se empezaron a tirar chuchadas. El tipo, barsamente agarró un pañuelo de la guantera y se limpió la frente mirándolo desafiante, tras lo cual se bajó del auto y pegó un portazo.
Quizá debimos darle diez libras de propina y no cinco.
Pagamos las entradas, cinco lucas por persona y entramos.
Estaba lleno de vendedores pillos y turistas pavos como nosotros, al punto en que creí posible una transacción de arena por veinte lucas.
Con Pablo estábamos en realidad medio chatos de los tipos acercándose con el where are you from? típico que usaban para entrar y comenzar una conversación.
Era muy difícil esquivarlos y dedicarte sólo a sentir lo que estabas viviendo.
Por eso es que terminamos pagando por unos camellos y nos viramos desierto adentro, donde para risa y sorpresa nuestra, igual había un par de vendedores de agua y bebidas estratégicamente posicionados.
Desde ahí sacamos las mejores fotos.
Y en realidad fue increíble estar arriba de un camello, gritarle Yaaaala (que en árabe significa "avanza conchatumadre, erís más lento que Tadashi Takaoka" o algo así), oírle gruñir y al ruido profundo de sus rodillas chocando con el arena al echarse.
Después de una hora en el mismísimo desierto y bajo el sol caliente, mirando hacia el horizonte vacío y queriéndote pasar el rollo de que estás perdido, bajamos hacia donde estaba la esfinge.
- Dicen que la nariz se la echaron las tropas de Napoleón jugando a la puntería -le dije a Pablo.
Nos sentimos agotados.
Entonces nos sentamos agotados.
Y por una media hora en que vimos el flujo rotativo de turistas nos pusimos a hablar del amor.
Viendo la cartelera me escribo en un papelito los grupos que me interesan.
19:25 The Hidden Cameras 20:10 Editors 20:55 Lilly Allen 22:05 Phoenix 23:15 The Flaming Lips 00:45 Arcade Fire 01:30 The Pigeon Detectives 02:05 Bloc Party 02:30 Belle and Sebastian DJ's 02:45 LCD Soundsystem 03:30 Scissor Sisters.
Me tomo una ducha y como algo, o al revés, una ducha me tomo y algo como, pero en tres horas salgo para allá.
jueves, 12 de julio de 2007
¡chucha nos salió mal la pirámide jefe! (gol del billete Suazo)
La primera pirámide de lados lisos en la historia de la humanidad la mandó a hacer Sneferu.
- Ya pajeros, me hacen una pero con los lados lisos, no escalonada como la que le hizo el arquitecto éste Imhotep al faraón Zoser -le dijo Sneferu a sus arquitectos.
Así que nada.
Los arquitectos vieron cómo estaba hecha la pirámide escalonada de Saqqara y aplicaron el mismo ángulo de inclinación para comenzar a poner las piedritas.
54 grados.
Cuando llevaban 105 metros de altura, cacharon que se les venía abajo, que se les iba a caer.
- Teníamos que haberle manda'o un ángulo más pequeño, te dije hue'ón.
- Puta la hue'á ¿y qué chucha hacemos?
- No cacho.
- ¿La desarmamos y la empezamos a hacer de nuevo?
- ¿Vos erís hue'ón? No po. Filo. Déjame hacer unos cálculos mentales... mmmm... esto menos esto, por la fuerza de gravedad, mmm... ya, sigamos haciéndola pero ahora con 41 grados de inclinación.
- Pero va a quedar muy flaite.
- Ya hue'ón a ver, empieza a desarmarla vos entonces, la patá en la raja que te va a llegar. Qué va a decir la gente. Que nuestro faraón es penca hasta para hacer pirámides... no po, nos aprovechamos de que nunca se ha hecho una de lados lisos y punto. Decimos por último que era imposible por no sé qué, ahí muleamos.
4.600 años después.
- Cacha Pablo, ésa es la Pirámide Inclinada.
- ¡Qué rara la hue'á!
- Sí. Según esta guía Lonely Planet, lo que pasó es que...
Veníamos en el taxi de Ashlof, a estas alturas, mi amigo Ashlof, a quien le habíamos pagado 200 libras egipcias (multiplique por cien para obtenerlo en pesos) para que nos hiciera un tour de ocho horas por las otras pirámides que hay a las afueras de El Cairo.
Como bien sabrán, las famosas son las de Keops, Kefrén y Micerinos. Abuelo, padre e hijo respectivamente. Y el Sneferu éste vendría siendo el bisabuelo.
Por eso parto por él escribiendo.
Nos bajamos a sacar unas fotos, total estaba fresquito y era rico estar bajo el sol en el desierto a 41, 42 grados.
En eso se me ocurre dejar la guía y el pasaporte en el suelo para sacarle una foto a Pablo.
Con el viento se abrieron las hojas y salieron volando mis cuatro billetes de veinte euros.
- ¡Concha tu madre! -alcancé a decir.
El viento se los llevaba desierto adentro a la misma, pero es que a la misma velocidad en que yo corría.
Y no sabía pa' donde correr si eran cuatro billetes, así que en 0,01 segundos decidí que lo mejor era ir detrás de los dos que estaban más lejos y que volaban juntos, para después volver por los más lentos.
Puta que me costó agarrarlos. Porque me agachaba a recogerlos y se volvían a escapar. La situación era digna de Video Loco (ooooh! el recuerdo añejo).
En fin, alcancé a agarrarlos.
Levanté la cabeza y entre el polvo que había levantado vi que venía otro.
Así que me quedé parado y esperé que se acercara para tirarme como arquero a agarrarlo.
Y gooooooooooooooooooollll!
Golazo que me metió el billete.
Me tiré al suelo, juro que a lo Cóndor Rojas, pero la hue'á se me escapó entre los brazos.
Fue muy frustrante.
De más está decir que el arena estaba más caliente que la mierda, que corría en chalas y que me había raspado ambos antebrazos.
No lo podía creer, pero como pensaba que ya había perdido uno de los billetes (que al final Pablo había logrado agarrar, la suerte) no quería renunciar. Sumados eran cuarenta euros po. Caleta.
Así que nada.
Todavía podíamos empatar.
Un partido dura hasta el minuto noventa.
Me paré y salí corriendo de nuevo.
Estuve, lo prometo, unos cuarenta segundos detrás de este billete.
Corrí, corrí, corrí, corrí como si se tratara de una conexión en Roma.
Y lo alcancé.
Y lo pisé.
Pero iba tan rajado que no pude dejar la pata atrás pisándolo contra el suelo y pasé de largo.
¡Puta la hueá!
Vuelta a volarse el billete culia'o.
Miré hacia atrás y Pablo y Ashlof estaban a la chucha. Y me empecé a urgir, porque justo al lado de la Pirámide Inclinada, hay un campo militar (no sé quién habrá puesto esas mallas en la mitad del desierto pero lo compadezco) y mientras corría me iba acercando a una garita de vigilancia desde donde según yo me podrían estar apuntando. Y para más remate justo veníamos hablando en el taxi sobre minas antipersonales con Ashlof.
- Are there bombs here?
- Sorry?
- Boom! -hice el gesto con los brazos.
- Yes, yes.
Pero es que no podía dejarlo ir.
Miré hacia mi izquierda, hacia la sombra de la pirámide, donde divisaba apenas, policías de estos que abundan en los centros turísticos. Pero ninguno me hacía señas con los brazos advirtiéndome nada. De hecho "estaban cagados de la risa" me dijo después Pablo.
Así que me dije "ya hue'ón un salto a lo gato".
Y volé.
¡Volé!
Cayendo encima del billete con el cuerpo.
Ya estaba.
Ya estaba todo empolvado, con heridas, transpirado, muerto de calor y de sed, pero metiéndome el billetito en el bolsillo.
- ¿Entramos a la pirámide? -me preguntó Pablo.
- Ya pajeros, me hacen una pero con los lados lisos, no escalonada como la que le hizo el arquitecto éste Imhotep al faraón Zoser -le dijo Sneferu a sus arquitectos.
Así que nada.
Los arquitectos vieron cómo estaba hecha la pirámide escalonada de Saqqara y aplicaron el mismo ángulo de inclinación para comenzar a poner las piedritas.
54 grados.
Cuando llevaban 105 metros de altura, cacharon que se les venía abajo, que se les iba a caer.
- Teníamos que haberle manda'o un ángulo más pequeño, te dije hue'ón.
- Puta la hue'á ¿y qué chucha hacemos?
- No cacho.
- ¿La desarmamos y la empezamos a hacer de nuevo?
- ¿Vos erís hue'ón? No po. Filo. Déjame hacer unos cálculos mentales... mmmm... esto menos esto, por la fuerza de gravedad, mmm... ya, sigamos haciéndola pero ahora con 41 grados de inclinación.
- Pero va a quedar muy flaite.
- Ya hue'ón a ver, empieza a desarmarla vos entonces, la patá en la raja que te va a llegar. Qué va a decir la gente. Que nuestro faraón es penca hasta para hacer pirámides... no po, nos aprovechamos de que nunca se ha hecho una de lados lisos y punto. Decimos por último que era imposible por no sé qué, ahí muleamos.
4.600 años después.
- Cacha Pablo, ésa es la Pirámide Inclinada.
- ¡Qué rara la hue'á!
- Sí. Según esta guía Lonely Planet, lo que pasó es que...
Veníamos en el taxi de Ashlof, a estas alturas, mi amigo Ashlof, a quien le habíamos pagado 200 libras egipcias (multiplique por cien para obtenerlo en pesos) para que nos hiciera un tour de ocho horas por las otras pirámides que hay a las afueras de El Cairo.
Como bien sabrán, las famosas son las de Keops, Kefrén y Micerinos. Abuelo, padre e hijo respectivamente. Y el Sneferu éste vendría siendo el bisabuelo.
Por eso parto por él escribiendo.
Nos bajamos a sacar unas fotos, total estaba fresquito y era rico estar bajo el sol en el desierto a 41, 42 grados.
En eso se me ocurre dejar la guía y el pasaporte en el suelo para sacarle una foto a Pablo.
Con el viento se abrieron las hojas y salieron volando mis cuatro billetes de veinte euros.
- ¡Concha tu madre! -alcancé a decir.
El viento se los llevaba desierto adentro a la misma, pero es que a la misma velocidad en que yo corría.
Y no sabía pa' donde correr si eran cuatro billetes, así que en 0,01 segundos decidí que lo mejor era ir detrás de los dos que estaban más lejos y que volaban juntos, para después volver por los más lentos.
Puta que me costó agarrarlos. Porque me agachaba a recogerlos y se volvían a escapar. La situación era digna de Video Loco (ooooh! el recuerdo añejo).
En fin, alcancé a agarrarlos.
Levanté la cabeza y entre el polvo que había levantado vi que venía otro.
Así que me quedé parado y esperé que se acercara para tirarme como arquero a agarrarlo.
Y gooooooooooooooooooollll!
Golazo que me metió el billete.
Me tiré al suelo, juro que a lo Cóndor Rojas, pero la hue'á se me escapó entre los brazos.
Fue muy frustrante.
De más está decir que el arena estaba más caliente que la mierda, que corría en chalas y que me había raspado ambos antebrazos.
No lo podía creer, pero como pensaba que ya había perdido uno de los billetes (que al final Pablo había logrado agarrar, la suerte) no quería renunciar. Sumados eran cuarenta euros po. Caleta.
Así que nada.
Todavía podíamos empatar.
Un partido dura hasta el minuto noventa.
Me paré y salí corriendo de nuevo.
Estuve, lo prometo, unos cuarenta segundos detrás de este billete.
Corrí, corrí, corrí, corrí como si se tratara de una conexión en Roma.
Y lo alcancé.
Y lo pisé.
Pero iba tan rajado que no pude dejar la pata atrás pisándolo contra el suelo y pasé de largo.
¡Puta la hueá!
Vuelta a volarse el billete culia'o.
Miré hacia atrás y Pablo y Ashlof estaban a la chucha. Y me empecé a urgir, porque justo al lado de la Pirámide Inclinada, hay un campo militar (no sé quién habrá puesto esas mallas en la mitad del desierto pero lo compadezco) y mientras corría me iba acercando a una garita de vigilancia desde donde según yo me podrían estar apuntando. Y para más remate justo veníamos hablando en el taxi sobre minas antipersonales con Ashlof.
- Are there bombs here?
- Sorry?
- Boom! -hice el gesto con los brazos.
- Yes, yes.
Pero es que no podía dejarlo ir.
Miré hacia mi izquierda, hacia la sombra de la pirámide, donde divisaba apenas, policías de estos que abundan en los centros turísticos. Pero ninguno me hacía señas con los brazos advirtiéndome nada. De hecho "estaban cagados de la risa" me dijo después Pablo.
Así que me dije "ya hue'ón un salto a lo gato".
Y volé.
¡Volé!
Cayendo encima del billete con el cuerpo.
Ya estaba.
Ya estaba todo empolvado, con heridas, transpirado, muerto de calor y de sed, pero metiéndome el billetito en el bolsillo.
- ¿Entramos a la pirámide? -me preguntó Pablo.
lunes, 9 de julio de 2007
me alegro
El tiempo frente a la pantalla me alcanza apenas para poner una foto mia de fondo. Y de pasada ven lo feo que es todo esto.
Las cosas que han pasado han sido tremendas y las voy anotando todas en una libretita Moleskine que llevo a todos lados, para que a partir del miercoles y desde Barcelona, pueda escribir los detalles de cada dia (en un teclado con acentos!).
Se van a cagar con las cosas que tengo pa contar.
Se van a cagar.
Besos a todos.
.
Las cosas que han pasado han sido tremendas y las voy anotando todas en una libretita Moleskine que llevo a todos lados, para que a partir del miercoles y desde Barcelona, pueda escribir los detalles de cada dia (en un teclado con acentos!).
Se van a cagar con las cosas que tengo pa contar.
Se van a cagar.
Besos a todos.
.
jueves, 5 de julio de 2007
sapo culiao
- Las blancas o las cafe. Es que las cafe me quedan muy sueltas, como que se me salen, pero las blancas son de plastico y con el calor quedo pasa'o a pata. Ya, me pongo las zapatillas cafe, total alla me compro unas chalas.
Una tormenta electrica hizo retrasar la salida desde Barcelona en una hora.
Aterrice en Roma cinco minutos despues de la hora en que debia embarcarme en el vuelo al Cairo. Me estaba urgiendo. Vi en la revista del duty free el mapa de los aeropuertos que siempre sale en las ultimas paginas. Llegaba al terminal A y tenia que ir hasta el C. A la chucha.
- No voy a alcanzar. No voy a alcanzar. No voy a alcanzar. Voy a perder la conexion. No voy a alcanzar -pensaba dandome aliento.
Pase el puesto de la policia y a correr mierda.
- Puta la huea debi ponerme las blancas!!! parece como si corriera con gualetas! Aaaagggggghhhh!
Y empece a gritar como grita tomate cuando se pone nervioso o alguna situacion se pone muy cuatica, pero que en verdad es muy chistoso.
Corri. Corri. Corri. Corri.
Me desperte con el capitan hablando en italiano, avisando que habiamos llegado y por la ventana se veia El Cairo.
La imagen es lo mas surrealista que he visto en mi vida.
Todo arena.
Todo cafe claro.
Edificios cuadrados por doquier, uniformados y desordenados.
Imponentes mezquitas enclavadas por todas partes.
Me quede pa dentro.
Hotel Luna Cairo
PEDRO PINEDA
Asi decia el cartelito.
Le movi la cabeza y nos dimos la mano.
- Mr Bedro.
En arabe parece que no existe la p, asi que aca soy Bedro Bineda.
- Yes, hello.
- Follow me please.
- Ok. What's your name?
- My name?
Me lo pregunta como si fuese algo poco comun que yo me interesara en saber su nombre.
- Ashlof -me suelta contento.
En El Cairo viven veinte millones de personas.
Y es tan grande que para ir a buscar el taxi te subes en un bus que te lleva a los estacionamientos.
Si logras subirte a alguno claro.
Chuchadas mas, chuchadas menos. Nos subimos apretados a uno a pesar de las increpaciones del chofer a Ashlof, que igual me dio como pena porque se debe haber sentido algo humillado. Y el siempre tan gentil.
Nos subimos al taxi.
Estaba fresquito.
Me sente en el asiento de copiloto, no se porque. Me habia caido bien Ashlof. Me senti en confianza y nunca me ha acomodado mucho el papel de senor.
Sobre la guantera un libro verde.
- Coran?
- Coran!
Le pregunte si podia tomarlo. Me dijo que por supuesto, asi que lo tome y estaba mas caliente que la chucha. Ciertamente no me parecio afortunado soltarlo asi que me aguante no mas. "Asi no" me dijo en arabe y lo dio vuelta.
- Oh sorry.
Claro si sabia que los arabes escriben y leen hacia la izquierda debi adivinar que los libros se empiezan a leer desde "la ultima pagina".
- No no te preocupes -me volvio a decir en arabe.
Todo esto lo adivino porque en realidad escuchaba puras jotas.
Y no entendia niuna.
Ni jota.
- Are you married?
- Sorry?
- Wife, have you got a wife?
- Oh! wife, yes yes.
- Children? -yo ya cache que no sirve de nada darselas de angloparlante y hay que hablar a lo tarzan no mas para que te entiendan, porque aca nadie habla mucho ingles.
Nos fuimos hablando camino al hotel.
Y callando.
Pero siempre sonriendo.
Me cayo la raja Ashlof.
Yo habia llegado con miedo (tanta campana gringa anti arabes y yo viendo tanto turbante) y el, simplemente haciendo su trabajo, no adivinaba la tranquilidad que me habia transmitido.
Unos cuarenta grados hicieron hoy.
Fresquito.
Deje la mochila que traje en el hotel ("any baggage? none?" me miro extranado el policia de inmigracion en el aeropuerto haciendome sentir muy "Rolando ando" caminando mula con una sola mochila pequena a la espalda) y sali a dar vueltas.
Vi un McDonald's pero me dije "no hueon, no caigas en lo facil y aunque tengas hambre buscate algo autoctono" y termine en una cafeteria rodeado de gente comun.
Comun aca, claro.
Porque aunque los hombres se vistan muy parecido a occidente, las mujeres se merecerian un post especial.
Las hay las desinhibidas, las que se pintan y muestran el pelo.
Estan tambien las que solo usan el velo, que son la mayoria.
Y estan las que llamare con carino, las ninjas, que estan completamente enfundadas dejando solo una rendija transversal para los ojos.
Estaba comiendo y un tipo se acerca a pedir una silla desocupada a la mesa de al lado donde habia dos ninjas sentadas. Les hablo. Les pidio la silla. Pero ellas ni siquiera respondieron o miraron.
Tate, pense. Verdad que "estas" no pueden ni hablar con otros hombres.
La huea heavy pense.
Y pa mas remate de negro.
Cuarenta grados y ellas de negro.
Para comer tenian que levantar el velo que les llegaba hasta la cintura y meter el brazo con el pan pa dentro.
Ni los dedos se le ven.
Bueno tampoco miro mucho a las mujeres aca en Egipto.
Me da como miedo. Yo se que es bien hueon, pero aparte de que soy pesimo joteando, simplemente las veces en que cruce miradas con mujeres todo este dia baje la cabeza antes que ellas.
Pablo me habia dicho que eran todas feas en Kuwait, pero aca no es tan asi. Bueno, las ninjas ni idea, pero hoy vi al menos tres chicas egipcias hermosas.
Con unos rasgos, que, no se. No se como explicarlos. Ya me sentia raro sintiendo debilidad por las asiaticas y ahora esto. Me encanta. Pense si quiza era el aurea de imposibilidad o de prohibicion, pero no. Ellas sencillamente eran muy lindas. Una belleza que nunca antes habia visto.
Esta noche he ido a buscar a Pablo al aeropuerto que venia en otro vuelo.
- Un papel, un papel, donde consigo una hoja -pensaba.
Encontre unos cartones tirados y saque un pedazo. La gente me miraba un poco raro en el aeropuerto. Lo tome por el lado blanco y destape el lapiz pasta azul que tenia en el bolsillo. Y escribi.
Asi, entre carteles de Mr John Smith o Mr Giovanni Lopetegui, de taxistas del aeropuerto de El Cairo que esperaban a gente, cuando vi a Pablo llegar levante mi cartoncito recien escrito.
SAPO CULIAO.
Una tormenta electrica hizo retrasar la salida desde Barcelona en una hora.
Aterrice en Roma cinco minutos despues de la hora en que debia embarcarme en el vuelo al Cairo. Me estaba urgiendo. Vi en la revista del duty free el mapa de los aeropuertos que siempre sale en las ultimas paginas. Llegaba al terminal A y tenia que ir hasta el C. A la chucha.
- No voy a alcanzar. No voy a alcanzar. No voy a alcanzar. Voy a perder la conexion. No voy a alcanzar -pensaba dandome aliento.
Pase el puesto de la policia y a correr mierda.
- Puta la huea debi ponerme las blancas!!! parece como si corriera con gualetas! Aaaagggggghhhh!
Y empece a gritar como grita tomate cuando se pone nervioso o alguna situacion se pone muy cuatica, pero que en verdad es muy chistoso.
Corri. Corri. Corri. Corri.
Me desperte con el capitan hablando en italiano, avisando que habiamos llegado y por la ventana se veia El Cairo.
La imagen es lo mas surrealista que he visto en mi vida.
Todo arena.
Todo cafe claro.
Edificios cuadrados por doquier, uniformados y desordenados.
Imponentes mezquitas enclavadas por todas partes.
Me quede pa dentro.
Hotel Luna Cairo
PEDRO PINEDA
Asi decia el cartelito.
Le movi la cabeza y nos dimos la mano.
- Mr Bedro.
En arabe parece que no existe la p, asi que aca soy Bedro Bineda.
- Yes, hello.
- Follow me please.
- Ok. What's your name?
- My name?
Me lo pregunta como si fuese algo poco comun que yo me interesara en saber su nombre.
- Ashlof -me suelta contento.
En El Cairo viven veinte millones de personas.
Y es tan grande que para ir a buscar el taxi te subes en un bus que te lleva a los estacionamientos.
Si logras subirte a alguno claro.
Chuchadas mas, chuchadas menos. Nos subimos apretados a uno a pesar de las increpaciones del chofer a Ashlof, que igual me dio como pena porque se debe haber sentido algo humillado. Y el siempre tan gentil.
Nos subimos al taxi.
Estaba fresquito.
Me sente en el asiento de copiloto, no se porque. Me habia caido bien Ashlof. Me senti en confianza y nunca me ha acomodado mucho el papel de senor.
Sobre la guantera un libro verde.
- Coran?
- Coran!
Le pregunte si podia tomarlo. Me dijo que por supuesto, asi que lo tome y estaba mas caliente que la chucha. Ciertamente no me parecio afortunado soltarlo asi que me aguante no mas. "Asi no" me dijo en arabe y lo dio vuelta.
- Oh sorry.
Claro si sabia que los arabes escriben y leen hacia la izquierda debi adivinar que los libros se empiezan a leer desde "la ultima pagina".
- No no te preocupes -me volvio a decir en arabe.
Todo esto lo adivino porque en realidad escuchaba puras jotas.
Y no entendia niuna.
Ni jota.
- Are you married?
- Sorry?
- Wife, have you got a wife?
- Oh! wife, yes yes.
- Children? -yo ya cache que no sirve de nada darselas de angloparlante y hay que hablar a lo tarzan no mas para que te entiendan, porque aca nadie habla mucho ingles.
Nos fuimos hablando camino al hotel.
Y callando.
Pero siempre sonriendo.
Me cayo la raja Ashlof.
Yo habia llegado con miedo (tanta campana gringa anti arabes y yo viendo tanto turbante) y el, simplemente haciendo su trabajo, no adivinaba la tranquilidad que me habia transmitido.
Unos cuarenta grados hicieron hoy.
Fresquito.
Deje la mochila que traje en el hotel ("any baggage? none?" me miro extranado el policia de inmigracion en el aeropuerto haciendome sentir muy "Rolando ando" caminando mula con una sola mochila pequena a la espalda) y sali a dar vueltas.
Vi un McDonald's pero me dije "no hueon, no caigas en lo facil y aunque tengas hambre buscate algo autoctono" y termine en una cafeteria rodeado de gente comun.
Comun aca, claro.
Porque aunque los hombres se vistan muy parecido a occidente, las mujeres se merecerian un post especial.
Las hay las desinhibidas, las que se pintan y muestran el pelo.
Estan tambien las que solo usan el velo, que son la mayoria.
Y estan las que llamare con carino, las ninjas, que estan completamente enfundadas dejando solo una rendija transversal para los ojos.
Estaba comiendo y un tipo se acerca a pedir una silla desocupada a la mesa de al lado donde habia dos ninjas sentadas. Les hablo. Les pidio la silla. Pero ellas ni siquiera respondieron o miraron.
Tate, pense. Verdad que "estas" no pueden ni hablar con otros hombres.
La huea heavy pense.
Y pa mas remate de negro.
Cuarenta grados y ellas de negro.
Para comer tenian que levantar el velo que les llegaba hasta la cintura y meter el brazo con el pan pa dentro.
Ni los dedos se le ven.
Bueno tampoco miro mucho a las mujeres aca en Egipto.
Me da como miedo. Yo se que es bien hueon, pero aparte de que soy pesimo joteando, simplemente las veces en que cruce miradas con mujeres todo este dia baje la cabeza antes que ellas.
Pablo me habia dicho que eran todas feas en Kuwait, pero aca no es tan asi. Bueno, las ninjas ni idea, pero hoy vi al menos tres chicas egipcias hermosas.
Con unos rasgos, que, no se. No se como explicarlos. Ya me sentia raro sintiendo debilidad por las asiaticas y ahora esto. Me encanta. Pense si quiza era el aurea de imposibilidad o de prohibicion, pero no. Ellas sencillamente eran muy lindas. Una belleza que nunca antes habia visto.
Esta noche he ido a buscar a Pablo al aeropuerto que venia en otro vuelo.
- Un papel, un papel, donde consigo una hoja -pensaba.
Encontre unos cartones tirados y saque un pedazo. La gente me miraba un poco raro en el aeropuerto. Lo tome por el lado blanco y destape el lapiz pasta azul que tenia en el bolsillo. Y escribi.
Asi, entre carteles de Mr John Smith o Mr Giovanni Lopetegui, de taxistas del aeropuerto de El Cairo que esperaban a gente, cuando vi a Pablo llegar levante mi cartoncito recien escrito.
SAPO CULIAO.
miércoles, 4 de julio de 2007
¿En qué lugar del mundo estás Carmen San Diego?
Cuando me meto a MSN ya no me preguntan ¿cómo estai? sino que de frentón ¿dónde estai?
Y ahora que usted lee esto, éstas son las opciones.
a) Bajando las escaleras para salir a la calle.
b) Haciendo el check in en el aeropuerto de Barcelona.
c) Volando sobre el Mediterráneo.
d) Haciendo la conexión en Roma.
e) En un taxi a 40°C buscando un hotel en El Cairo.
La opción secuestrado por Al Qaeda la he omitido para no preocupar a nadie.
Wish me luck!
Y ahora que usted lee esto, éstas son las opciones.
a) Bajando las escaleras para salir a la calle.
b) Haciendo el check in en el aeropuerto de Barcelona.
c) Volando sobre el Mediterráneo.
d) Haciendo la conexión en Roma.
e) En un taxi a 40°C buscando un hotel en El Cairo.
La opción secuestrado por Al Qaeda la he omitido para no preocupar a nadie.
Wish me luck!
martes, 3 de julio de 2007
la canción del año (but god I like it!)
- Fredes ¿te gusta TV on the Radio?
- Hueón, estoy en pelotas saliendo de la ducha. Sí, son bacanes.
- Vale, anda a vestirte. Hablamos.
Busqué en internet dónde mierda quedaba el Apolo.
- Metro Parallel, vale, qué hora es... quedan cuarenta minutos. Alcanzo justo.
Agarré mis llaves, un billete de cincuenta euros y salí hecho un peo.
ATENCIÓN. FOTO DE PENDEJO EXQUISITO A LA DERECHA --->
Me encanta correr por la calle. Esquivar a la gente. Bajar las escaleras saltando, subirlas de a seis peldaños. Y pienso en lo que pensará la gente cuando me ve y eso me gusta. Qué tonto.
Un ratito antes me había sentado en la cama, puesto el notebook en las piernas, listo para ver una película que me bajé por eMule. Piso compartido. Tenía ganas de verla de nuevo pero ahora para ver Barcelona y mañana ir a los lugares que aparecieran en la película. Así me ahorraba la nostalgia que pudiera sentir si volviera a verla en un lugar que no fuera esta ciudad.
Acomodé las almohadas, saqué un par de revistas que había encima y me dio por hojear la revista de panoramas que anoche había tomado a la salida del cine, pero que ni siquiera había visto.
- Filo, mejor no, porque si hay algo muy bacán el fin de semana me voy a quedar con las ganas. Ya. Qué tanta hueá. Si nada mejor que las pirámides. A ver qué aparece para hoy. TV on the Radio en la Sala Apolo. Me suenan caleta ¿estará Fredes en MSN?
Busqué un tema en youtube mientras me conectaba.
En 1999 me compré el Parachutes de Coldplay sin siquiera haberlo escuchado, sólo porque Fredes me había dicho que había descubierto un grupo nuevo bacán. Al año me decía cacha estos hue'ones. Se llaman The Strokes. Y hace un par "tenís que escuchar Arcade Fire Pedro".
Comprenderán entonces porqué corría hecho un peo.
Cuando llegué había cola y había entradas.
Lo encontraba muy bacán. En media hora había cambiado todo. La canción en youtube me gustó caleta. De hecho la parada de los tipos me cayó simpática. Y entonces me daba cuenta de que estas cosas sólo pasan acá. Acá o en Nueva York o en Londres. Haciendo una cola en la calle, rodeado de gente vestida preocupadamente según su estilo. Hablando mucho. Todo muy europeo. Yo, solo, callado, sudamericano y todo sopeado.
Me gustó la sensación.
Me sentí privilegiado realmente.
- Hola.
- Hola -le dije al tipo que vendía las entradas mostrando los dedos en V como suelo hacer cuando saludo.
- ¿Dos?
- Ah no, una.
El lugar era bacán.
TV on the Radio (los Teleradio de Brooklyn ja) increíbles.
In.
Cre.
Í.
...
Y al quinto tema, la de youtube.
A mí (y yo creo que a todo el mundo) me cuesta disfrutar mucho una canción si es la primera vez que la escucho. Me pasa por ejemplo con la música clásica, que si voy al Municipal me lateo en verdad, a menos que sea de algún compositor que alguna vez haya escuchado y reconozca.
Entonces alucino.
Y ahora, si las primeras cuatro canciones me habían hecho mover la cabeza. Ésta, que al menos había escuchado una vez media hora antes, me hizo saltar más que la mierda.
La canción que más me ha gustado este año, aunque sea del 2006, pico, yo la acabo de escuchar éste.
El vocalista ¡qué hueón más prendido, sencillo y simpático!
Me mató.
Y el guitarrista barbón, ja, la raja.
Volví feliz para la casa. De esa felicidad mezclada eso sí, un poco con la pena y la nostalgia de todos estos días.
Agarré el último metro de la noche.
Y por la calle venía corriendo y saltando mientras escuchaba música en el ipod.
Cual letrero más alto.
Y tarán.
Salto basquetbolista.
El de la panadería ésa no era tan alto así que giro en el aire y tocarlo de espaldas.
Con el ruido de la lata asusté a un grupo de chicos que cuando me vieron y pasado el susto, creo que se empezaron a burlar.
Me dio vergüenza en realidad, así que seguí corriendo, escuchando bien fuerte la música.
En eso suena el celular.
Mireia.
Llegué a la casa y hablamos más de una hora. No pensaba que fuéramos a hablar de nuevo. Me resultó muy extraño y me cuestionaba "pa qué chucha".
Cuando corté, busqué de nuevo la canción de TV on the Radio.
La puse a todo volumen y empecé a vacilar solo en mi pieza mientras pensaba.
- Puta la hueá debí haberla gozado más en el concierto.
My mind has changed, my body's frame but god i like it. My hearts aflame, my body's strained.
BUT GOD I LIKE IT!!!
- Hueón, estoy en pelotas saliendo de la ducha. Sí, son bacanes.
- Vale, anda a vestirte. Hablamos.
Busqué en internet dónde mierda quedaba el Apolo.
- Metro Parallel, vale, qué hora es... quedan cuarenta minutos. Alcanzo justo.
Agarré mis llaves, un billete de cincuenta euros y salí hecho un peo.
ATENCIÓN. FOTO DE PENDEJO EXQUISITO A LA DERECHA --->
Me encanta correr por la calle. Esquivar a la gente. Bajar las escaleras saltando, subirlas de a seis peldaños. Y pienso en lo que pensará la gente cuando me ve y eso me gusta. Qué tonto.
Un ratito antes me había sentado en la cama, puesto el notebook en las piernas, listo para ver una película que me bajé por eMule. Piso compartido. Tenía ganas de verla de nuevo pero ahora para ver Barcelona y mañana ir a los lugares que aparecieran en la película. Así me ahorraba la nostalgia que pudiera sentir si volviera a verla en un lugar que no fuera esta ciudad.
Acomodé las almohadas, saqué un par de revistas que había encima y me dio por hojear la revista de panoramas que anoche había tomado a la salida del cine, pero que ni siquiera había visto.
- Filo, mejor no, porque si hay algo muy bacán el fin de semana me voy a quedar con las ganas. Ya. Qué tanta hueá. Si nada mejor que las pirámides. A ver qué aparece para hoy. TV on the Radio en la Sala Apolo. Me suenan caleta ¿estará Fredes en MSN?
Busqué un tema en youtube mientras me conectaba.
En 1999 me compré el Parachutes de Coldplay sin siquiera haberlo escuchado, sólo porque Fredes me había dicho que había descubierto un grupo nuevo bacán. Al año me decía cacha estos hue'ones. Se llaman The Strokes. Y hace un par "tenís que escuchar Arcade Fire Pedro".
Comprenderán entonces porqué corría hecho un peo.
Cuando llegué había cola y había entradas.
Lo encontraba muy bacán. En media hora había cambiado todo. La canción en youtube me gustó caleta. De hecho la parada de los tipos me cayó simpática. Y entonces me daba cuenta de que estas cosas sólo pasan acá. Acá o en Nueva York o en Londres. Haciendo una cola en la calle, rodeado de gente vestida preocupadamente según su estilo. Hablando mucho. Todo muy europeo. Yo, solo, callado, sudamericano y todo sopeado.
Me gustó la sensación.
Me sentí privilegiado realmente.
- Hola.
- Hola -le dije al tipo que vendía las entradas mostrando los dedos en V como suelo hacer cuando saludo.
- ¿Dos?
- Ah no, una.
El lugar era bacán.
TV on the Radio (los Teleradio de Brooklyn ja) increíbles.
In.
Cre.
Í.
...
Y al quinto tema, la de youtube.
A mí (y yo creo que a todo el mundo) me cuesta disfrutar mucho una canción si es la primera vez que la escucho. Me pasa por ejemplo con la música clásica, que si voy al Municipal me lateo en verdad, a menos que sea de algún compositor que alguna vez haya escuchado y reconozca.
Entonces alucino.
Y ahora, si las primeras cuatro canciones me habían hecho mover la cabeza. Ésta, que al menos había escuchado una vez media hora antes, me hizo saltar más que la mierda.
La canción que más me ha gustado este año, aunque sea del 2006, pico, yo la acabo de escuchar éste.
El vocalista ¡qué hueón más prendido, sencillo y simpático!
Me mató.
Y el guitarrista barbón, ja, la raja.
Volví feliz para la casa. De esa felicidad mezclada eso sí, un poco con la pena y la nostalgia de todos estos días.
Agarré el último metro de la noche.
Y por la calle venía corriendo y saltando mientras escuchaba música en el ipod.
Cual letrero más alto.
Y tarán.
Salto basquetbolista.
El de la panadería ésa no era tan alto así que giro en el aire y tocarlo de espaldas.
Con el ruido de la lata asusté a un grupo de chicos que cuando me vieron y pasado el susto, creo que se empezaron a burlar.
Me dio vergüenza en realidad, así que seguí corriendo, escuchando bien fuerte la música.
En eso suena el celular.
Mireia.
Llegué a la casa y hablamos más de una hora. No pensaba que fuéramos a hablar de nuevo. Me resultó muy extraño y me cuestionaba "pa qué chucha".
Cuando corté, busqué de nuevo la canción de TV on the Radio.
La puse a todo volumen y empecé a vacilar solo en mi pieza mientras pensaba.
- Puta la hueá debí haberla gozado más en el concierto.
My mind has changed, my body's frame but god i like it. My hearts aflame, my body's strained.
BUT GOD I LIKE IT!!!
lunes, 2 de julio de 2007
mojada
La calle estaba mojada.
- No puede ser que haya llovido -pensé.
Pero al salir, la calle estaba ahí, mojada.
Me la había imaginado de otro modo, y quizá por eso me gustó.
La calle.
Y la película.
Cuando voy al cine, hay un momento en el que necesito sentarme enterrando mis codos en los muslos, lo cual suele parecer (porque de hecho eso es lo que es) una invitación a hacerme cariño en la espalda.
Eché de menos eso hoy mientras veía la película solo.
Bajo las estrellas, se llama.
Y creo que vi una cuando salí. Mientras las suelas de las zapatillas se mojaban contentas.
Caminé por toda la calle Verdi en pleno barrio de Gracia, viendo los cafés y los restaurantes.
Té egipcio anunciaba uno.
- Mira tú, ya me tomaré uno allá yo -pensé pensando en el jueves.
Y caminaba.
Escuchando una y otra y otra y otra vez la misma canción de Cat Power.
Tratando de fotografiarlo todo con los ojos.
Me vuelvo a Chile en quince días más, así que empiezo a ver todo de un modo distinto. Los letreros del metro, los nombres de las calles, la rambla, las otras ramblas, las noticias en la tele, los programas típicos de concursos, esos los veo pensando "es de las últimas veces que veo esto".
Creo que hasta echaré de menos a algunos animadores de televisión, de verdad, aunque suene ridículo, pero es que fueron de los pocos amigos que hice acá.
Es muy raro tener que irme.
Irme.
Control Alt Suprimir.
Compré el pasaje hace diez días, pero aún así no me doy cuenta de lo que realmente significa. Me he hecho la idea y todo, pero no es suficiente imaginármelo, porque.
Terminará siendo de una forma que ahora no puedo adivinar.
La hue'á es que hace un rato iba caminando por Verdi más triste que la chucha. Canción culiá. Triiiiiste. Si hasta se agolpaban algunas lágrimas en los ojos.
Y trataba de pensar en qué era lo que a mí me apasionaba. Porque entre todas las cosas que he aprendido este año, está el intentar cachar qué es lo que a mí me apasiona realmente en la vida.
No la plata, el auto bacán o la pega segura. No. Eso sirve para satisfacer pirámides. La de Maslow y las de Egipto.
De las cosas que hago, qué.
Escribir y amar.
Y no sé si sé hacer eso bien (aunque escribir me preocupe bastante menos).
Ni si alguna vez me atreveré a hacer de mi vida eso.
Letras y amor.
Entonces, unos pasos más allá caché.
En Barcelona, los tipos que limpian las calles siempre limpian con mangueras.
Y por eso cuando salí del cine, la calle Verdi estaba mojada.
Cat Power - The greatest.
- No puede ser que haya llovido -pensé.
Pero al salir, la calle estaba ahí, mojada.
Me la había imaginado de otro modo, y quizá por eso me gustó.
La calle.
Y la película.
Cuando voy al cine, hay un momento en el que necesito sentarme enterrando mis codos en los muslos, lo cual suele parecer (porque de hecho eso es lo que es) una invitación a hacerme cariño en la espalda.
Eché de menos eso hoy mientras veía la película solo.
Bajo las estrellas, se llama.
Y creo que vi una cuando salí. Mientras las suelas de las zapatillas se mojaban contentas.
Caminé por toda la calle Verdi en pleno barrio de Gracia, viendo los cafés y los restaurantes.
Té egipcio anunciaba uno.
- Mira tú, ya me tomaré uno allá yo -pensé pensando en el jueves.
Y caminaba.
Escuchando una y otra y otra y otra vez la misma canción de Cat Power.
Tratando de fotografiarlo todo con los ojos.
Me vuelvo a Chile en quince días más, así que empiezo a ver todo de un modo distinto. Los letreros del metro, los nombres de las calles, la rambla, las otras ramblas, las noticias en la tele, los programas típicos de concursos, esos los veo pensando "es de las últimas veces que veo esto".
Creo que hasta echaré de menos a algunos animadores de televisión, de verdad, aunque suene ridículo, pero es que fueron de los pocos amigos que hice acá.
Es muy raro tener que irme.
Irme.
Control Alt Suprimir.
Compré el pasaje hace diez días, pero aún así no me doy cuenta de lo que realmente significa. Me he hecho la idea y todo, pero no es suficiente imaginármelo, porque.
Terminará siendo de una forma que ahora no puedo adivinar.
La hue'á es que hace un rato iba caminando por Verdi más triste que la chucha. Canción culiá. Triiiiiste. Si hasta se agolpaban algunas lágrimas en los ojos.
Y trataba de pensar en qué era lo que a mí me apasionaba. Porque entre todas las cosas que he aprendido este año, está el intentar cachar qué es lo que a mí me apasiona realmente en la vida.
No la plata, el auto bacán o la pega segura. No. Eso sirve para satisfacer pirámides. La de Maslow y las de Egipto.
De las cosas que hago, qué.
Escribir y amar.
Y no sé si sé hacer eso bien (aunque escribir me preocupe bastante menos).
Ni si alguna vez me atreveré a hacer de mi vida eso.
Letras y amor.
Entonces, unos pasos más allá caché.
En Barcelona, los tipos que limpian las calles siempre limpian con mangueras.
Y por eso cuando salí del cine, la calle Verdi estaba mojada.
Cat Power - The greatest.
sábado, 30 de junio de 2007
la guía lonely planet que me compré, dice
El primer día de clases en la universidad, mi primer día como mechón, llegué un poco atrasado. Me senté y me sentí solo (nadie de Puerto Montt entró ese año, de hecho siempre entra uno por año) y cuando me di la vuelta hablé con Raúl y Pablo.
Era mi primera conversa universitaria en una sala.
- ¿De Puerto Montt?
- Sí, de Puerto Montt.
Raúl creo que se echó algunos ramos y se atrasó. Por los pasillos siempre lo saludé pero nunca más nos detuvimos a conversar.
Con Pablo en cambio, alguna vez nos fuimos en la micro juntos o estudiamos para alguna prueba maraca de segundo año.
La guía Lonely Planet que me compré, dice.
Que en Julio la temperatura máxima no baja de los 40°C.
Que como turista, para los egipcios resulto ser una billetera con patas. Por mucho que yo no use una desde que tenía catorce. Siempre todo revuelto en los bolsillos o en la cartera como dice Tadashi.
Que por la calle a veces los hombres caminan de la mano, sin ser gays.
Que se considera homosexual sólo al que se deja penetrar y no al que la mete. De verdad dice eso en un apartado sobre la comunidad gay en Egipto. Para el que le gusten los hombres.
Que para cruzar la calle, mejor arrimarse a un grupo de lugareños y cruzar sin vacilar cuando ellos crucen.
Que El Cairo es un caos.
Que cada nueve meses la población aumenta en un millón.
Que 64 turistas murieron hace dos años en un ataque terrorista.
Que mejor no ir solo.
- ¿A Egipto?
- Sí, a Egipto.
- La raja hueón, voy con vos.
Hoy Pablo es ingeniero eléctrico y lleva algunas semanas trabajando en Kuwait. Y estando tan cerca siempre quiso ir a Egipto pero no se animaba.
Ese día de marzo del dos mil, cuando llegué atrasado a la U y entablé mi primera conversación con un compañero, nunca estuve ni cerca de pensar que hablaríamos un día en el norte de África.
Me encanta que pasen estas cosas.
Que se vuelva evidente el que por mucho que te imagines algo, las cosas saldrán de un modo imposible de adivinar.
Era mi primera conversa universitaria en una sala.
- ¿De Puerto Montt?
- Sí, de Puerto Montt.
Raúl creo que se echó algunos ramos y se atrasó. Por los pasillos siempre lo saludé pero nunca más nos detuvimos a conversar.
Con Pablo en cambio, alguna vez nos fuimos en la micro juntos o estudiamos para alguna prueba maraca de segundo año.
La guía Lonely Planet que me compré, dice.
Que en Julio la temperatura máxima no baja de los 40°C.
Que como turista, para los egipcios resulto ser una billetera con patas. Por mucho que yo no use una desde que tenía catorce. Siempre todo revuelto en los bolsillos o en la cartera como dice Tadashi.
Que por la calle a veces los hombres caminan de la mano, sin ser gays.
Que se considera homosexual sólo al que se deja penetrar y no al que la mete. De verdad dice eso en un apartado sobre la comunidad gay en Egipto. Para el que le gusten los hombres.
Que para cruzar la calle, mejor arrimarse a un grupo de lugareños y cruzar sin vacilar cuando ellos crucen.
Que El Cairo es un caos.
Que cada nueve meses la población aumenta en un millón.
Que 64 turistas murieron hace dos años en un ataque terrorista.
Que mejor no ir solo.
- ¿A Egipto?
- Sí, a Egipto.
- La raja hueón, voy con vos.
Hoy Pablo es ingeniero eléctrico y lleva algunas semanas trabajando en Kuwait. Y estando tan cerca siempre quiso ir a Egipto pero no se animaba.
Ese día de marzo del dos mil, cuando llegué atrasado a la U y entablé mi primera conversación con un compañero, nunca estuve ni cerca de pensar que hablaríamos un día en el norte de África.
Me encanta que pasen estas cosas.
Que se vuelva evidente el que por mucho que te imagines algo, las cosas saldrán de un modo imposible de adivinar.
miércoles, 27 de junio de 2007
día - 7
Sentado media hora en el suelo de la FNAC de Plaça Catalunya, me empezaba a doler la espalda.
- Ya, son muchos datos. Me lo voy a comprar. Así voy mejor preparado y aprendo un poco -pensé.
- 24 con setenta -me dice el cajero.
- Aquí tienes -le dije estirando el billete de veinte euros y las monedas exactas- gracias.
Me voy a Egipto.
Siete días.
Mi hermano mayor, Camilo, había estado leyendo el blog anterior y el domingo cuando me pilló en MSN me pidió que por favor lo pasara bien. Que no sufriera más. Que hiciera lo que quisiera y que él se rajaba con todo, pero que no me juntara más con Mireia. Que me daba la plata para ir al cine todos los días por ejemplo. Que qué tal un viaje.
- Vale, lo voy a pensar y te mando un mail.
- No compadre, hagámosla cortita. Dime cuánto y te lo deposito al tiro por internet.
- Puta hue'ón.
Estaba pa' la cagá.
De pasar seis meses pensando siempre en no gastar mucho, en que puta capaz que no me alcance hasta fin de mes, en que jamás iré a un restaurant en Europa a este otro extremo. El de tener que imaginar un lugar del mundo al que quisiera ir unos días.
Era como ganarse el kino.
Después de pensar y dudar muchísimo entre Islandia y Egipto, deseché el primero (el capricho de mi vida) porque cuando me vine a España, uno de los planes con Mireia aparte de casarnos era irnos a Islandia a trabajar un tiempo en una granja, pero luego ella propuso que nos fuésemos a Australia mejor. Yo cedí. Luego terminamos. Se va en septiembre a Sidney.
- Me voy a Egipto la otra semana.
- ¡Qué cabrón! -me dijo riendo Nicole, mi compañera de piso alemana.
- Ya, son muchos datos. Me lo voy a comprar. Así voy mejor preparado y aprendo un poco -pensé.
- 24 con setenta -me dice el cajero.
- Aquí tienes -le dije estirando el billete de veinte euros y las monedas exactas- gracias.
Me voy a Egipto.
Siete días.
Mi hermano mayor, Camilo, había estado leyendo el blog anterior y el domingo cuando me pilló en MSN me pidió que por favor lo pasara bien. Que no sufriera más. Que hiciera lo que quisiera y que él se rajaba con todo, pero que no me juntara más con Mireia. Que me daba la plata para ir al cine todos los días por ejemplo. Que qué tal un viaje.
- Vale, lo voy a pensar y te mando un mail.
- No compadre, hagámosla cortita. Dime cuánto y te lo deposito al tiro por internet.
- Puta hue'ón.
Estaba pa' la cagá.
De pasar seis meses pensando siempre en no gastar mucho, en que puta capaz que no me alcance hasta fin de mes, en que jamás iré a un restaurant en Europa a este otro extremo. El de tener que imaginar un lugar del mundo al que quisiera ir unos días.
Era como ganarse el kino.
Después de pensar y dudar muchísimo entre Islandia y Egipto, deseché el primero (el capricho de mi vida) porque cuando me vine a España, uno de los planes con Mireia aparte de casarnos era irnos a Islandia a trabajar un tiempo en una granja, pero luego ella propuso que nos fuésemos a Australia mejor. Yo cedí. Luego terminamos. Se va en septiembre a Sidney.
- Me voy a Egipto la otra semana.
- ¡Qué cabrón! -me dijo riendo Nicole, mi compañera de piso alemana.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)